Cada oficio, cada profesión, tiene su instrumento o sus instrumentos que es necesario dominar. El futbolista, es lógico, centra su atención y el campo de sus decisiones en el dominio del balón. Sin el balón no hay fútbol, es uno de esos elementos imprescindibles con los que hay que contar. Puede un árbitro expulsar a varios jugadores y el juego sigue, puede caer la lluvia, puede no haber espectadores, y el juego sigue. Sin balón no hay fútbol, ni un solo momento de fútbol. Y sin dominio de balón no hay ni un minuto de buen fútbol. O se acepta esta afirmación, no pienso que nadie en su sano juicio se atreva a decir lo contrario, o perdemos la dimensión exacta de lo que significa jugar al fútbol.
El balón debería ser la prolongación de cada uno de los jugadores en el campo, el instrumento de trabajo mejor conocido, más mimado, más entrenado, más ensamblado en el conjunto, el que dictara los criterios y actuación de todos, técnicos, jugadores, por que lo físico, técnico, táctico y lo psicológico tiene su razón de ser mirando a ese balón que no puede estar como medio perdido en el campo, sin control, a tontas y a locas, en poder de las segundas jugadas de turno o por las nubes perdido fuera de los limites del campo, de un lado para otro como manejado por inexpertos que sólo pretendieran deshacerse de él como si fuera su enemigo, cuando en realidad el mejor amigo del futbolista debería ser el balón.
Y hay que entrenarse con el balón, las horas que sean necesarias, mediante los ejercicios que requieran el tiempo necesario, sin prisas, con el sentido de equipo que es preciso otorgar a todas las acciones en el fútbol ya que el balón es de todos los que participan en ese partido y no es privativo de quienes quieren lucirse con él. El balón es el hilo que conduce esa tela de araña que luego llamamos táctica o juego combinativo en el fútbol. Se jugará sin balón, al hueco, al espacio libre, pero en función del control del balón, para lograr una mayor eficacia de cara a la portería contraria. Siempre el esférico de referencia, sin olvidarnos de todo lo demás, que no es excluyente esa fijeza de la atención sino prioritaria. De esta forma se llevaría el esférico el mejor aplauso de todos, con hambre de balón como se dice y el esfuerzo conjunto de todos.
¿ No habría que preguntarse cómo se entrena el futbolista de hoy día, como se entrena el equipo de fútbol de hoy día con el balón? Por que esta responsabilidad es inexcusable, la responsabilidad de quien para realizar mejor sus tareas emplea como mejor se puede su propio instrumento de trabajo, en este c aso es
el esférico
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